16 junio 2008

Once Treinta (2)


El artista es un conocido transgresor -y un amigo personal-, Tomoharu Hagashi. Hago un recuento de algunos de sus trabajos previos, como ¨La Piel como Hipertexto¨, donde presentó 3 cerdos enormes sin piel montados en bases de acrílico. Cada uno de ellos estaba tratado con plastómeros a manera de una disección fresca y los tres tenían un tatuaje en el lomo inyectado en gas neón. El primer animal ostentaba ¨El libro canónico de las virtudes¨ de Lao Tse; el segundo contenía el Nuevo Testamento de la Biblia y en el tercero se encontraba ¨Los siete pilares de la sabiduría¨ de T.H. Lawrence. Lo impresionante de la extrema labor se duplicaba al observar que el brazo derecho, la espalda y el brazo izquierdo del artista portaban los mismos tatuajes, conteniendo la totalidad de tres años de trabajo en la mesa de un minucioso tatuador. De las paredes del lugar -el cual era una galería subterránea de Los Angeles, California- colgaban cibachromes de gran formato con autorretratos del artista bajo intervenciones quirúrgicas, mostrando sus órganos internos o bien con la epidermis alzada sobre sus miembros, de modo que se apreciaban músculos y arterias en un ambiente de asepsia mórbida. El artista mismo me contó después que había querido tatuarse haikús en algunos de sus órganos internos, pero los médicos le aconsejaron que no fuera tan lejos, su cuerpo no lo resistiría.

Hago un click en un ícono para continuar, y a pesar de los 190 bits, transmitir en vivo por internet no es para nada algo sencillo. Por fin recibo imagen. Una sala obscura, no muy grande. Siete pinturas negras de gran formato cubren las paredes, iluminadas cada una por un muy tenue flujo de luz. En el medio de la sala se encuentra la pieza principal, la cual atrae la atención al instante. Se trata del cuerpo sin vida de un hombre viejo, suspendido por lo que parece ser cableado invisible. Junto a él, una silla de aluminio donde está sentado, impávido, el artista. Sobre el pecho del hombre se proyectan algunos elementos en video que no alcanzo a distinguir desde este ángulo. En la parte superior de la pantalla se encuentra un menú de opciones, con el cual puedo cambiar el punto de vista de la habitación para tener diferentes perspectivas de la obra, así como sus componentes por separado, a través de un trazo predeterminado y continuo de las diferentes cámaras, mostrado a través de pequeños recuadros.

Voy a donde está la opción /proyecto/. Una pequeña pantalla aparece en el extremo inferior izquierdo de la pantalla, a manera de picture in picture. Es un quicktime de Hagashi en medium close-up, ofreciendo una explicación acerca de su obra. El hombre viejo que ¨flota¨ al centro del recinto está muerto y es su padre. Sustrajo clandestinamente el cuerpo del anfiteatro de un hospital de Tokio para esta instalación. Las siete pinturas negras que circundan la sala fueron realizadas con una mezcla de óleo, cenizas de inciensos de un templo zen y cenizas humanas provenientes de urnas de sus antepasados muertos. Esta mixturización dió por resultado un acabado denso y mate que absorbe la luz en vez de reflejarla.