Recibo un e-mail larguísimo. Sin mensaje. Solo una serie interminable de direcciones web. Creo saber de qué se trata, así que lo mando imprimir. Trece páginas con 303 direcciones en el sender. El proceso es algo confuso: Las primeras 100 direcciones son falsas, así como las 100 últimas. Eso nos deja un total de 103. Lo que sigue es una tarea bastante tediosa. Se trata de dar replay a cada dirección hasta que algo suceda. Al fin, después de 63 intentos, un replay automático me regresa un mensaje con una dirección web, la cual no desconozco. http://www.ssh.com. Está usted accesando un pasaje alterno al www. Dos alternativas: si/no. La primera te pide un password. La segunda es un boleto de regreso con reset incluído. Es mejor no saber qué pasa si uno no accesa el password correcto. No hay segunda oportunidad. +/-. El signo de menos es un atajo para quien ya conoce de estatutos, políticas, registros y amenazas. Un segundo después, la página principal muestra algunos de los proyectos artísticos más ¨normales¨ de los artistas circunscritos a este círculo.
Desde aquí se pueden accesar proyectos como el de Ed Macy y sus instalaciones de formas realizadas con comida putrefacta en vitrinas de comercios abandonados de Londres; se pueden apreciar videos de performances clásicos como el de ¨Rhytm (0)¨, de Marina Abramovic, donde permitía a los espectadores interactuar -maltratarla- física y psicológicamente con ella durante unas horas, utilizando rosas que conservaban las espinas. ¨En Tiempo Real¨, proyecto de peeping-veritè utilizando web-cams escondidas al azar en ventanas de lujosos departamentos y de favelas de Sao Paulo, de Irma Soarez, entre otros trabajos.; pero para ver proyectos específicos, se debe teclear un slash después de la dirección que indica el scrollbar y adjuntar parte de la dirección e-mail que se encontró al principio. Una página negra con un punto rojo al centro se despliega.
